Mateo se ha preguntado cómo su abuelo José pudo sacar adelante a 8 hijos, conseguir un rancho y una casa tan linda, dar buena educación y dejar una herencia cuantiosa, mientras que él, con solo 2 hijos y 40 años, apenas puede mantener sus cuentas y está a varios años de poder terminar de pagar su casa. A pesar de haber estudiado en los mejores colegios y haber ido a la mejor universidad y actualmente ostentar un empleo de mucho prestigio, no ha logrado tener nada de lo que tuvo su abuelo Don José a su misma edad.

En algunos momentos, de forma equivocada, ha tratado de culpar a la economía o a la mala suerte.
Afortunadamente, la abuela de Mateo todavía vive y tuvo la inteligencia de preguntarle cómo lo hicieron. A lo que ella respondió: "Ya que me preguntas, te voy a decir comparándolos a ustedes.
Mira, querido Mateo, te compraste un auto con tu primer empleo, para tu abuelo hubiera sido una locura que alguien se comprara un auto antes de comprar un terreno o una propiedad.
Nosotros valorábamos todo lo que tu abuelo nos daba sin importar su marca o si estaba de moda. Siempre que compraba algo para la casa, agradecíamos su esfuerzo; en cambio, he visto como si compras algo para tu casa, nadie lo valora, por el contrario, siempre piden más.

Nunca le comprábamos a ninguno de nuestros hijos juguetes o chucherías solo para que dejaran de llorar. Cuando tu abuelo conseguía un poco más de dinero, compraba un borrego o si era poco, una gallina y solo después nos dábamos ciertos lujos. Ustedes, en contraste, gastan una fortuna en teléfonos que, según me has contado, pierden todo su valor en poco tiempo o en ropa cara para impresionar personas que no los conocen.

Recuerdo con nostalgia los paseos en familia que solíamos hacer. En aquellos tiempos, la planificación económica era clave y siempre salíamos con el dinero que teníamos en el bolsillo, sin recurrir nunca a préstamos o créditos para financiar nuestros viajes. Las cosas han cambiado mucho desde entonces. Me preocupa ver cómo en la sociedad actual se ha vuelto común sacar créditos para casi cualquier cosa, sin importar las consecuencias económicas que esto pueda acarrear a largo plazo.

Tu abuelo, por ejemplo, veía la forma de mejorar el tractor o la herramienta para trabajar el campo y lo conseguía a base de esfuerzo y ahorro. Nunca hubiera pensado en cambiar la vieja camioneta que jamás falló por una más moderna y costosa. En cambio, ahora veo que tú, como muchas personas de tu generación, has cambiado más veces de coche que yo puedo contar las veces que he cambiado de peinado.

Él disfrutaba de reunirse con sus amigos donde sea, mientras que ustedes siempre están buscando un lugar más caro y cada vez más elegante.

Te sorprende que tu abuelo creara un patrimonio, pero tú has puesto los lujos como tu prioridad y el patrimonio con lo poco que te sobra.
Los placeres y los lujos son cosas que se ganan después de haber creado patrimonio y estabilidad.

No es mi intención juzgarte, pero creo que debemos reflexionar sobre la importancia de priorizar y valorar las cosas que realmente importan en la vida, en lugar de dejarnos llevar por lo que dicta la sociedad.

Esta conversación ha transformado las prioridades de Mateo, quien ahora se asegurará de que sus hijos aprendan esta lección desde temprana edad para que con el tiempo sus prioridades sean mucho más enfocadas.

La sociedad actual se encuentra en una situación donde a menudo se queja de no tener suficiente dinero y, en consecuencia, se endeuda con artículos de poco valor a largo plazo. Lamentablemente, esto ha llevado a descuidar la importancia de construir un patrimonio sólido y duradero